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miércoles, 22 de agosto de 2012

Valldemossa

Acabo de llegar de Valldemossa. Me encanta este pueblo. Tengo la suerte de visitar a menudo este precioso rincón, casi cada semana voy y casi siempre acompañada de un montón de turistas a los que me encanta enseñar los rincones más bonitos de este lugar. Sin duda uno de los edificios más conocidos de este pueblo es  la vieja Cartuja, un edificio que empezó siendo un palacio real , se convirtió en un monasterio y terminó siendo un museo, allí les cuento la historia de la visita de George Sand y Frederik Chopin en el invierno de 1839. Pero Valldemossa no es sólo la Cartuja, hay que mirar un poco más allá, perderse en sus calles y encontrar pequeñas tiendas (no las típicas tiendas para turistas), allí muchas veces encuentro la inspiración para nuevos proyectos o para cambiar la decoración de mi casa. En su mercado semanal de los domingos puedes encontrar a  todo tipo de gente, desde mallorquines que venden los productos típicos de la isla (embutidos, quesos, verdura, fruta.....), norteafricanos con sus objetos de marroquineria, sudamericanos con su artesanía típica, a Manolo, que viaja a India para traer las joyas de plata y piedras semipreciosas más bonitas que he visto , o una hermana y un hermano de Nueva Zelanda que se dedican a hacer joyas con cristales desgastados por el mar.Tan solo a unos kilómetros está el puerto de Valldemossa y también la Ermita, un lugar donde se respira un paz infinita.
Rincón de la Cartuja
Claustro
Los colores del verano

Bolsos de patchwork


Anillos comprados en el mercado de los domingos


Ermita





Vistas desde el mirador de la Ermita

1 comentario:

  1. Y la coca de patata ... (ñam, ñam) con un cafe con leche ... este domingo vamos a Valldemossa!!!!!!!!

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